Cuenta tu historia, antes que otro la cuente por tí.

No me preocupa el no ser conocido.
De lo que trato es de ser digno de ser conocido.
Confucio.

RAMON GARCÍA CONTRERAS

Soy Ramón García Contreras, llevo el nombre elegido, mucho antes de que naciera, por mi madre, Virginia, mujer valiente y entregada a su esposo, mi papa Nicolás y a sus hijos, mis hermanos, Baltazar, Javier, Gustavo, Roció, Virginia y mi Nena; mi madre me puso el nombre de Ramón en recuerdo de su hermano muerto a los 16 años, lo mismo hicieron mis tíos, por lo tanto somos muchos Ramones.

Me llamo Ramón, como mi tío, pero también como San Ramón nonato, patrono de las mujeres que quieren tener un hijo, de las embarazadas y de la vida en todas sus etapas, razón por la que defiendo el mayor de los derechos humanos, el derecho a la vida, si el derecho a la vida plena, el derecho a la felicidad.

Soy Ramón y mi propósito en la vida es ser feliz, agradecido y tener la capacidad de amar, para poder hacer feliz a mi familia y a la comunidad que me rodea.

Debí nacer en el Parotal, un rancho de 6 casas en la montaña de manzanillo, fundado por Don Pancho, mi abuelo, Francisco García Sánchez y sus hijos para usufructuar las tierras que la Revolución les había dado; sin embargo, como siempre, mi padre preocupado por darnos lo mejor, llevo a mi madre a Santiago, entonces pueblo de Manzanillo, para que naciera su primogénito en las manos de la mejor partera, una vez que el 15 de noviembre de 1970 naciera el lindo bebé, regresamos al Parotal donde viví, muy feliz mis primeros 8 años de vida.

Después de dos ciclos fallidos de ir a la escuela a los Parajes y de no aprender mucho, más la preocupación de mi padre por darnos escuela y también por la escasez de agua, no mudamos al nuevo centro de población Pedro Núñez en Manzanillo, donde por fin arranque mi instrucción elemental en la escuela de CONAFE, en la casa ejidal, una fresca palapa sin paredes, curse la primaria, hasta el quinto año en la Ramón López Velarde y la termine en la Abelardo L Rodríguez.

La secundaria la hice en la técnica 11, donde descubrí mi gusto por la política al encabezar la sociedad de alumnos, pasión que afiance en el bachillerato 27 que me abrió la puerta de la FEC y de la Universidad de Colima, mi Alma Mater, que me ha formado y forjado para ser lo que soy.

La Facultad de Economía me ha dado tres grandes regalos, una sólida formación como economista social, una gran esposa, Mónica, y la oportunidad de dedicarme a la enseñanza, oficio que me permite despertar en los jóvenes el deseo de servir a los que menos tienen, crear oportunidades para una vida digna mediante el emprendimiento y la eficiencia institucional.

La Facultad de Ciencias políticas me profesionalizo como político y como administrador público convencido que para garantizar mejores servicios a la población necesitamos más y mejores políticos, con conocimientos, habilidades y actitudes éticas, incorruptibles pero sobre todo profesionales del servicio, convicción que he aplicado en las responsabilidades que he tenido, en la FEC, el Instituto Colimense de la Juventud, en el Ayuntamiento y en el IRH.

Estoy convencido, despertar la conciencia ética en un solo político, vale la pena, porque con mejores servidores públicos mis hijas, Fernanda e Itza tendrán más oportunidades para desarrollar su capacidad, podrán crecer y vivir felices en Villa de Álvarez, en un Colima seguro y un México próspero, donde no exista espacio para la desigualdad, la injusticia ni la corrupción.

Sirvo a Villa de Álvarez, a Colima y a México, con o sin puesto, trabajo para generar condiciones donde cada funcionario público se sienta orgulloso y digno de su desempeño y por desquitar su sueldo, promuevo políticas públicas, para la creación de empresas que generan empleos e instituciones sólidas que permita vivir felices a las persona, la principal obligación de los servidores públicos.

Con mucho trabajo e inteligencia, pero sobre todo con gente competente se puede modernizar la administración pública para cumplir su función.

La gente que me conoce sabe que Ramón García piensa, habla y actúa con libertad, con autoridad y con responsabilidad, fiel a sus principios, a sus amigos y colaboradores, que digo lo que siento y hago lo que digo, aunque no guste a todos, asumo los costos, vale la pena. 

Albergo muchas esperanzas en la política y en Villa de Álvarez, pero trato de no tener expectativas, puedo cumplir o no mis aspiraciones, de lo que sí estoy seguro es que éstas me configuran y guían mis acciones.

Vivo para mi familia, apasionado de la docencia y de la política, y en la capacitación siembro la esperanza de cambio, estoy convencido, para lograr el bienestar social, que no es otra cosa que la felicidad de la gente, tenemos que participar todos, creo firmemente que el remedio para todos los males es el trabajo y la inteligencia, sin uno de ellos la sociedad está condenada a vivir en la mediocridad;.

La emoción que busco cada día es la serenidad, que se describe como tranquilidad con el presente, paz con el pasado y confianza en el futuro. Aceptación y fuerza para afrontar lo que llegue.


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